Un informe de la UCA pone el foco en la alimentación de los hijos de trabajadores precarizados en la República Argentina, el dato es contundente, más de la mitad sufre inseguridad alimentaria.
Según los datos evaluados un 2024 un 35,5 % de niños, niñas y adolescentes (NNyA) atravesó alguna forma de inseguridad alimentaria en Argentina. De ellos, el 16,5 % vivió una situación severa de privaciones, lo que implica hambre o reducción drástica de la ingesta.
Del total de niños en hogares con empleo precario, informal o desempleo, el 51 % sufrió inseguridad alimentaria severa en 2024. Es decir, uno de cada dos menores en esa circunstancia enfrentó hambre real o acceso insuficiente a alimentos.
El estudio identifica al empleo informal o la precariedad laboral del jefe o jefa del hogar como el principal factor de riesgo. Otros determinantes estructurales incluyen pertenecer a un hogar numeroso, monoparental, de bajos ingresos o con déficit educativo infantil.
El análisis de panel sobre el período 2022‑2024 muestra que solo el 44,5 % de los NNyA nunca estuvo en situación de inseguridad alimentaria. El 14,8 % la padeció de forma crónica y otro 9,2 % vio su situación empeorar. Si bien programas como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar (TA) actuaron como redes de contención, no alcanzaron para prevenir el riesgo elevado en hogares con empleo inestable o ingresos insuficientes.
El informe advierte que la vulnerabilidad se extiende a sectores de clase media empobrecida: alrededor del 23 % de los chicos en ese segmento también experimentaron inseguridad alimentaria en 2024.