El jueves 22 de agosto el PAMI publicó una resolución que establece modificaciones en las condiciones para el acceso a medicamentos de forma gratuita. En el texto de la misma justifica que «resulta necesario establecer nuevos criterios que garanticen la sustentabilidad del sistema» y que por ello «entiende conveniente actualizar las condiciones de acceso a los medicamentos al 100% de
cobertura por razones sociales».
Entre las condiciones se enumera no contar con ingresos netos mayores a 1,5 jubilaciones mínimas, en caso de convivir con una persona con discapacidad el tope pasa a 3 ingresos mínimos. En septiembre la jubilación mínima será de $234.540,23, es decir, bajo la línea de pobreza y muy lejana a los 800.000 que necesita un jubilado mensualmente, según la Defensoría de la Tercera Edad.
Además, la resolución cita que no podrán tener vehículos con antigüedad menos a 15 años, hasta aquí esa limitante se establecía en 10, por lo tanto más jubilados quedarán fuera de la cobertura total de medicamentos.
Miguel Osio, vicepresidente de la Federación Farmacéutica Argentina (Fefara), explica el alcance de la medida: «El Pami tenía un programa llamado Vivir Mejor, del gobierno de Alberto Fernández, ese programa había incluído 170 drogas que significaban más de 3000 especialidades medicinales, que tenían una cobertura del 100%. Los requisitos exigidos lo reunían la mayoría de los jubilados, lo que están haciendo ahora es sacar esos medicamentos de ese programa y le da la cobertura que tenían anteriormente. La cobertura es 40 o 50% y el resto lo tiene que poner el afiliado».
El representante de los farmacéuticos cuenta que la situación sorprende en las farmacias a los afiliados y se generan momentos de tensión porque el gobierno, o las autoridades del PAMI, no informaron debidamente los cambios, y las personas hasta aquí podían retirar sus medicinas de manera gratuita.
A esto se suma otro cambio que obliga a jubilados a pagar fármacos en su totalidad, algunos medicamentos que requerían receta pasaron a ser de venta libre y las obras sociales no reconocen, en general, aquellos que se comercializan sin receta.